Bernardo Tanur
En la colaboración anterior se describe la importancia de la genética en la actualidad y atreves de la historia debemos de captar lo más importante y realista de la medicina actual, por lo tanto, procederemos a ver datos históricos para continuar con eventos actuales.
Lo interesante para el lector es la historia de la medicina general y medicina interna. Inclusive los actuales especialistas y hablo de las enseñanzas de Charcot en Francia famoso clínico del siglo XIX.
Con sus famosas sesiones clínicas, donde enseñaba a sus alumnos a escudriñar; que actualmente casi no existe y practicar el arte de la observación detenida y precisa, ejercitando la relación médico-paciente, sin límite de tiempo y la educación del muy famoso “ojo clínico”, complementando con la sensación inmensamente personal de la palpitación, percusión y la auscultación, aportación prodigiosa de Laennec.
Charcot, posiblemente sin proponérselo “contagio” nada menos que a Freud, uno de sus más asiduos oyentes y alumno, visitando al genio francés desde su nativa Viena; surgió en su mente, paradójicamente, pero sin dejar las bases que aprendió del gran clínico, la idea de llegar a lo más recóndito del fenómeno de la psique, relacionándolo con el soma, dualidad que todavía no llega a comprenderse en su totalidad, ni siquiera parcialmente, pero que indudablemente es el inicio, a pesar de las inevitables discordancias.
Pasteur, con el descubrimiento del inmenso espacio microbiológico, y Ramón y Cajal en el campo celular neurológico, dieron lugar a los arranques de la medicina microcósmica.
En la primera Guerra Mundial, Eppinger tomó ventaja de los fallecimientos por ictericia, de soldados que por diversas
razones la padecieron y estudió el sistema hepatobiliar.
Sus conclusiones demostraron lo insostenible de la teoría de Virschow, quien postulaba que el tinte amarillo de las mucosas y la piel se debía a una obstrucción
extrahepática.
Eppinger demostró, además, que el hígado también podría ser el culpable. La teoría organicista empezó su largo camino que, por supuesto, aún no termina. Por su parte, Erlich, tras paciente y largos estudios que le llevaron al tratamiento de la sífilis con la arstenamina, ganó el título del pionero de la experimentación. Los esposos Curie con sus brillantes estudios sobre el radio; Roentgen con el descubrimiento de los rayos X, abrieron el enorme campo de la radioterapia y la radiología.
Antes de seguir adelante, no podemos soslayar a los grandes hombres y científicos que, con su destreza, iniciativa y genio, contribuyeron al también arte del “acto quirúrgico”. Kocher y Reverlin iniciaron la cirugía endocrinológica y trazaron la pauta para grandes avances en este campo.
Billroth fue uno de tantos, quien, desde las extracciones primitivas de un simple absceso, hasta las marañas modernas de la cirugía actual, mostró en las ntervenciones gastroenterológicas su enorme bondad artística. Hay que señalar que este hombre que hizo granes contribuciones, fue el que estimuló más la vanidad, el exceso de autoritarismo y los extremos en las actitudes de muchos cirujanos. A pesar de ello, ahora sería imposible dejar de reconocer “a los
nuevos Billroth, que con toda seguridad necesitarían de un Charcot (aislado en su potencia), y a Freud, y por favor mucho ojo compañeros y viceversa”. Esto último demuestra la necesidad de que todas las acciones médicas deben ejercerse con sublime humildad, apoyada en una máxima sabiduría y un esfuerzo conjunto, de grupo, sofisticado si, pero congruente y creativo. Papanicolau, en la histopatología diagnóstica, fue un parteaguas esencial.
Las condiciones circunstanciales en la historia del hombre a través de los siglos han propiciado adelantos naturales que se han observado en la historia de la medicina. Hay diversos parteaguas sustanciales que han originado lo que es la medicina de hoy.