Autor: Eli Suli

 

¿Quién no conoció al famoso actor Kirk Douglas? el mismo que ha filmado más de ochenta películas, y quien falleció el 5 de febrero del 2020, a sus 103 años.

Este actor protagonizó en 1966 “La sombra de un gigante”, película norteamericana, en la que interpreta a un oficial, que se alista en la causa israelí, durante la
Guerra de Liberación en 1948. También es el mismo que en 1976, interpretó el papel de Itzjak Rabin en “Victoria en Entebbe”. Pero algo había cambiado en él. Este hombre que, desde muy joven había resuelto dejar el judaísmo, aunque nunca dejó de ayunar en Yom Kipur, produjo un espectacular retorno a sus raíces, luego del accidente que sufrió el 14 de septiembre de 1991. Aquel día, su helicóptero chocó con una avioneta que estalló, y sus pasajeros fallecieron. Milagrosamente, Kirk Douglas solo sufrió la rotura de varias costillas y heridas de consideración. Estando Internado en el hospital, al despertar algunas horas más tarde, comenzó a preguntarse: ¿Por qué todos murieron, aunque eran más jóvenes, y yo no? Ante esa pregunta que lo atormentaba, necesitaba una respuesta. Tenía que encontrarle el sentido a eso, por lo que se preguntaba ¿a dónde podría dirigirse para obtener una respuesta? ¿Quizás al Dalai Lama en la India? ¿o alguna bruja, o astrólogo? Luego de aquel accidente aéreo, su vida tuvo un giro importante, con una permanente búsqueda de retorno a sus raíces. Kirk de a poco comenzó a darse cuenta de que la respuesta estaba en el judaísmo, en ese mismo judaísmo del que a su corta edad, pretendió huir. Nacido en un hogar judío, en un barrio pobre de Nueva York, como “Isur Danielovitz Demsky”, de sus padres que habían llegado a los Estados Unidos. Su padre vendía ropa, y en su hogar reinaba una atmósfera judía. Isur, quien también se hacía llamar Isidore, se destacaba en el estudio de la Torá. Fue entonces que, los vecinos judíos ortodoxos de su barrio pensaron en juntar el dinero para que le permitiese al joven seguir sus estudios en una Yeshivá o Academia Talmúdica, que lo convertiría en un rabino. Kirk conto, que tenía catorce años cuando se aterrorizo ante la historia de la ofrenda de Abraham a su hijo Itzjak, lo que le provocaba pesadillas en las noches. Soñaba que el patriarca Abraham venía hacia él, con un filoso cuchillo. También conto que se asustaba de los ortodoxos con ropas y sombreros negros que veía en su barrio. No lo resistió y corriendo huyó del judaísmo, pensando que ya nunca lo alcanzaría. Pero pasaron muchos años, y finalmente ese accidente de aviación lo hizo volver y replantearse aquella manera de escapar. Aunque como dijimos, en el día del Yom Kipur, nunca dejo de ayunar, ya que era lo único que lo mantenía ligado al Pueblo Judío. “Ese día siempre ayuné, así haya estado filmando con Burt Lancaster o con John Wayne, en Yom Kipur, siempre estaba en ayunas”.
Douglas declararía entonces: “¿Acaso alguien puede decidir por su vida a los catorce años?, sin embargo, hay muchos que parecen satisfechos de abandonar la religión por lo que aprendieron a los catorce años de edad, y yo he sido uno de esos estúpidos”. Para poder costearse sus estudios de Arte Dramático, debió hacer todo tipo de tareas, desde trabajar de botones, hasta hacer lucha. Fue así, que pudo pagar su matrícula para estudiar en la Universidad, y obtener luego una beca, que le permitió estudiar en la Escuela de Arte Dramático de Nueva York, y en 1946, a sus 29 años, comenzar su carrera cinematográfica. Pero en una ocasión, su hijo Michael, quien siendo un niño, lo sorprendió al preguntarle: “¿de dónde vienen nuestros ancestros?”. Kirk quiso pensar como Isur, pero antes que nada, sintió el impacto de la pregunta. Sabía que sus padres venían de un lugar en Rusia llamado Mogilev, pero se deprimió al observar que ya habían muerto sus antepasados que podían explicárselo mejor. Fue entonces que sintió la necesidad de saber sobre su identidad, reprochándose que un hombre que no conoce a sus antepasados tampoco sabe quién es él. Hacía dos décadas que había huido de la Yeshiva, sintiéndose perseguido por quienes querían para él un futuro como rabino. En sus comienzos había ensayado con poca suerte en el teatro de New York, porque, así como los rabinos querían retenerlo para que siguiera en la Yeshivá, en el teatro se sintió expulsado, cuando alguien observando su rubia cabellera, le dijo: “cuando tengamos un papel de nazi, te llamaremos”. Ya en plena crisis de identidad, y luego de la pregunta de su hijo Michael, se hallaba inmerso en sus pensamientos, cuando encontró la respuesta en su propia habitación. En uno de los muros colgaban las litografías de la serie de la Biblia de Marc Chagall. Allí, en ese mismo instante, entendió que había recuperado a sus antepasados. Abraham, Itzjak, Yaakov, Moshe, David, Rivka, Rajel, Lea, etc… ¡ellos eran sus ancestros! ¡De ellos tenía que contarles a su hijo Michael!. Siempre expresaría su agradecimiento a Chagall, por hacerle recordar el hermoso linaje del que descendía. No bien recuperado del accidente aéreo, Kirk Douglas viajó a Israel, donde filmó cuatro películas, tras doce años de ausencia. Ni bien llegó con su esposa a la habitación del Hotel “King David” en Jerusalem, se sintió Impulsado por una fuerza inexplicable, que ni siquiera esperó a cambiar su ropa, y corrió hacia el Muro de los lamentos, “Kotel Maarabi” , justo a la hora en que el sol se ponía, para colocar su papel en el muro y depositar allí su oración. “D-os responde a todos los rezos aseguró, aunque a veces la respuesta sea no”. El actor comentó a menudo, el especial momento emotivo vivido en Kotel, cuando la joven guía le indicó: “aquí es donde todo empezó”, y relató la historia del sacrificio que D-os le pidió a Abraham, y que tanto le impactó a él a sus catorce años. “Ese lugar, reflexionó Douglas, representaba el comienzo de mis dudas, y el final de ellas”. El contó que, en esa ocasión paso el Shabat en una casa en el corazón del barrio judío, y esa noche cerró sus ojos y se reencontró con “Isur”, y a través de las velas de Shabat, vio el rostro de su madre y sintió que había retornado a casa. Kirk dijo que, en el momento histórico en el que, con mayor decisión, a causa de las ideas iluministas, los judíos nos asimilábamos y nos estábamos yendo del judaísmo, fue bajo dicha circunstancia que, nos alcanzó la mayor y más cruel persecución sufrida por la criminalidad de la Alemania nazi. Por eso, en sus reflexiones afirmó que, debemos agradecer a los judíos piadosos, ya que esos hombres de sombrero y sacos oscuros, que tanto le asustaron en su juventud, son los que han mantenido vivo al judaísmo a través de los siglos. También destacó que, él aún necesita que D-os le dé el tiempo suficiente, para aprender todo lo que le hacía falta para poder comprender qué es lo que hace que los judíos sean la conciencia del mundo.

Kirk Douglas o “Isur Danielovitz Demsky”, no fue sólo “una cara bonita”, sino un judío comprometido con su identidad, con la tradición, con la historia, y con el porvenir de su pueblo, que gracias a una sola “Mitzva”, la del ayuno de Yom Kipur, que nunca dejó de cumplir, hizo que se mantuviera encendida su chispa como judío para volver a encenderse nuevamente.

Desde el escritorio de la Editora

 Rosalynda Cohen

Rosh Hashaná es la festividad con la que se comienza el año judío, y tiene lugar en el mes de Tishrei, siendo el 1 de Tishrei correspondiente al 3 de octubre. El nombre otorgado al mes de Tishrei en la Biblia es simplemente el séptimo mes. Sin embargo Tishrei es el primer mes del calendario hebreo moderno. La razón es que
la época de otoño era muy importante para la antigua sociedad agrícola fue en Tishrei, en Rosh Hashaná que D-os concibió y decidió crear al mundo pero fue hasta nisán que D-os realmente lo hizo.

EDITORIAL DEL 1° DE OCTUBRE

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