Autor: Salo Grabinsky
“Algunos ejemplos de conflictos no resueltos que pueden causar grandes problemas se enumeran:”
Hay patriarcas (matriarcas) que siguen manejando de manera tradicional y autocrática el negocio, tomando todas las decisiones operativas y posponiendo las
acciones críticas a realizarse (renovación de equipo y tecnología, un proceso de modernización y búsqueda de mercados, y una organización incluida la sucesión que es dejada hasta el final) o problemas testamentarios por un capricho o mala planeación del difunto que complica la dirección y control del negocio porque hay muchos intereses contrapuestos entre los accionistas. Otra causa de problemas es el tamaño del pastel: Muchos conflictos familiares se centran en que los involucrados, sus parientes políticos y alguno que otro entrometido quieren obtener tajadas cada vez más grandes de un pastel que simplemente no crece. Hay una ceguera basada en problemas familiares añejos que impide ver que el negocio de hace 30 o 50 años que mantuvo confortablemente a una o dos familias nucleares dueñas simplemente NO PUEDE mantener a media docena de grupos familiares de la siguiente generación.
Este caso parece obvio objetivamente, pero los socios-herederos no lo ven (o no lo quieren aceptar). Además de mandar a muchos hombres y mujeres que sufren problemas, a una terapia y en casos graves a curar sus adicciones, al medir el grado de disfuncionalidad familiar, el asesor puede ser muy útil en el proceso como un interventor imparcial, de buena fe y confiable para lentamente ir restableciendo ciertos lazos sanos de comunicación. Esto se debe hacer paso a paso, con pequeños logros y con el apoyo vital de un facilitador ya que la familia por si sola está muy sensible y no sabe manejar sus emociones correctamente, provocando explosiones y retrocesos. Recientemente sugerí a una familia muy adolorida el que tuviera un período de reflexión y de poca convivencia excepto para actos sociales importantes de varios meses y que al mismo tiempo se vayan fijando reglas y se prepare información, se pongan controles y presupuestos al negocio antes de tomar decisiones trascendentales.
Espero que me hagan caso y que esa frágil tregua se cumpla para poder planear el futuro del negocio y diseñar un plan testamentario justo. Hay otros casos donde el trato “familiarizado” dentro del negocio, cuidando que no haya conflictos internos no les permite visualizar la situación real de la empresa y sus problemas comerciales, financieros o de otro tipo. Al final, ya el negocio no puede seguir y todos los familiares involucrados pierden. Salimos de una Pandemia que afectó a muchas personas y patrimonios y, el regreso a la normalidad ha sido arduo. Las secuelas siguen vigentes. Hay que valorar alternativas y posibles consecuencias. Algunas dolencias no tienen cura y hay que saber cerrar el ciclo, de la manera menos traumática posible.
El sistema familia-empresa-patrimonio está sujeto a presiones, tanto del entorno como dentro de la empresa. No hay recetas específicas, sino caso por caso. Como en las telenovelas, las empresas familiares se manejan por ciclos: “no se pierda la continuación de esta serie”. Hay que apoyarlas con mucho corazón y empatía pero con los pies en la tierra, mucho sentido común y visión a corto y largo plazo.