Autor: Salo Grabinsky

 

No estoy haciendo una apología de las películas de Pedro Infante, donde el charro se descarriaba, era alegre, borracho y mujeriego. No dudo que siga habiendo estos personajes, aunque con muchas más limitaciones tanto económicas como sociales, con la amenaza permanente que los celulares los graben y se metan en problemas.

Bromas aparte, mi labor de amigo y asesor de negocios es analizar los factores emocionales dentro de la dinámica que se entremezclan con el cariño, el apoyo incondicional y otros asuntos derivados de la unión familiar.

En ciertas ocasiones, la presencia de un hijo o hija incómodos dentro de una empresa familiar puede llegar a causar un conflicto grave y a veces una catástrofe a futuro. Como el sistema de relojería dentro del negocio familiar debe ser calibrado y preservado a toda costa, un elemento disruptivo va a tener efectos importantes si no se resuelve a tiempo. Es una bomba que explota en cualquier momento si no se desactiva o por lo menos, se limitan sus efectos más importantes.

Los hijos potencialmente sucesores son un caso que causan insomnio a los emprendedores. Si estando yo como dueño(a) o socio estoy teniendo problemas con mi familiar ahora, qué se espera cuando, si no hay otro cambio, le ceda el control a mi pariente inestable, pierda yo el poder, mi posición accionaria y la fuerza para ordenar las cosas. Es para no dormir.

Ser una persona inquieta no es un problema, por lo contrario, es saludable el cuestionar algunas políticas de la operación e incluso proponer cambios concretos, basados en análisis objetivos. Pero, si esta actitud va aunada a una personalidad incómoda, por arrogante, fuera de lugar y, sobre todo, tomando atribuciones que nadie la ha dado o permitido hacer, entonces esta chispa puede provocar un incendio.

Otro tema diferente, pero igual de nocivo es la actitud apática, floja o simplemente conchuda de algunas personas, que no aceptan responsabilidades, esperando que su título de “hijo de dueño” los proteja de trabajar y tomar decisiones. Imagínense el porvenir de la empresa y del patrimonio familiar si esta persona asume el control, pero no actúa consecuentemente a las circunstancias y situación de la compañía. Por eso sigue vigente la maldición de que solo 10 % de las empresas familiares llegan a la tercera generación.

La pregunta que me hacen es ¿Cómo ves esta situación del hijo o pariente incomodo? seguida con ¿Le ves futuro a mediano o largo plazo, cuando me retire? Dos cuestiones muy difíciles de contestar, pero indispensables de planear en forma objetiva y profesional.

En primer lugar, la labor de un asesor es dar un diagnóstico lo más cercano a la situación imperante. Conocer la dinámica familiar no es fácil, porque existen secretos guardados debajo del tapete, falta de confianza en el consultor y, ¿porque no?, mala fe y sabotajes internos.

Hay que detectar si hay posibles soluciones en caso de problemas mentales con el apoyo de terapeutas, fijar reglas y un protocolo aceptado por todos los miembros involucrados en el grupo familiar, si quieren participar en el proyecto y…en casos extremos tomar medidas de separación entre socios o venta antes que sea demasiado tarde. Por cierto, la pandemia que todavía tiene secuelas aceleró los problemas y hay que resolverlos con apoyo profesional

Desde el escritorio de la Editora

 Rosalynda Cohen

Rosh Hashaná es la festividad con la que se comienza el año judío, y tiene lugar en el mes de Tishrei, siendo el 1 de Tishrei correspondiente al 3 de octubre. El nombre otorgado al mes de Tishrei en la Biblia es simplemente el séptimo mes. Sin embargo Tishrei es el primer mes del calendario hebreo moderno. La razón es que
la época de otoño era muy importante para la antigua sociedad agrícola fue en Tishrei, en Rosh Hashaná que D-os concibió y decidió crear al mundo pero fue hasta nisán que D-os realmente lo hizo.

EDITORIAL DEL 1° DE OCTUBRE

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